El Sanse volvió a bajar de la nube en que vivió durante toda la segunda vuelta de la Liga al GCE Villaralbo, y lo hizo ganando inmerecidamente un partido en el que aprovechó sendos "regalos" de la defensa zamorana. El equipo madrileño se encontró ayer con un rival que se pareció mucho más que el de la semana pasada al equipo que encadenó 22 jornadas sin caer derrotado en el Grupo VIII, pero que echó de menos a Gustavo en la punta del ataque y que volvió a ser un coladero en la parte de atrás.
Rubén de la Barrera acertó esta vez en el control de las principales armas del San Sebastián de los Reyes y su equipo fue capaz ayer de parar las constantes irrupciones por la banda que había protagonizado Alexandre en el partido de ida, que se habían convertido en la principal arma del conjunto madrileño; además controló bastante bien, aparte de los dos regalos que recibió, las opciones de remate de Patiño, el "vicepichichi" del Grupo VII y que llegaba ayer a Villaralbo con los tres goles marcados en Matapiñonera una semana antes.
Mejoró sensiblemente el GCE, sobre todo, con la entrada desde el principio en el centro del campo de Salva, cuyas acciones son siempre mucho más creativas que las de Obispo. Pero el rival también juega y supo anular casi siempre a Alberto Mato que ayer volvió a estar muy maniatado por el doble pivote que formaron Alcalde y José Luis.
Además, en la línea atacante faltaba ayer la referencia de Gustavo. Eloy puso empeño, ganas y buena voluntad, pero la eficacia rematadora del mayor de los Terleira -expulsado en San Sebastián de los Reyes- es muy superior.
Aún así, el GCE Villaralbo supo llevar siempre la iniciativa en el partido, quiso el balón y lo tuvo, algo que no había logrado nunca en el partido de ida. Y ya en los primeros compases del encuentro, Eloy se dejó ver tocando el balón de cabeza para que Salva lo empujase al fondo de la portería, pero su compañero no encontró la forma de rematar. Poco después era Mato el que intentaba meter presión al Sanse con un potente disparo desde lejos que no encontró portería.
Los prolegómenos del partido de ayer estuvieron protagonizados por una fortísima tormenta que descargó muchos litros de agua y granizo sobre el estadio de Villaferga y el terreno de juego quedó encharcado. Esta circunstancia perjudicó claramente al equipo que ayer tenía que construir, que era el Villaralbo, y durante los primeros 45 minutos, el terreno de juego no dio ninguna facilidad a los hombres de Rubén de la Barrera para realizar el juego de primer toque que acostumbra.
Aún así, el Villaralbo cuajó una buena primera mitad y su rival prácticamente no tuvo opciones. Tan sólo Patiño lo intentó en un disparo desde cerca que atrapó el portero Pedro en el minuto 6, pero los zamoranos replicaron con un remate de coronilla de Salva en un córner, pero el balón salió ligeramente alto.
Había mucha tensión sobre el campo y el agua encharcada contribuía a que el juego se tornara brusco por momentos. Así Fran Bea veía ya en el minuto 13 su primera tarjeta amarilla y el árbitro le perdonaba la segunda en una dura acción, pocos minutos después.
El GCE buscaba con ahínco el primer gol que Gonzalo acarició al rematar de cabeza en un córner y también Ramón al disparar sobre la marcha, aunque el portero Miguel Ángel atrapó en dos tiempos el balón.
Eran los mejores momentos de juego zamorano pero en una incursión del Sanse dentro del área llegaría una cesión de Gonzalo sobre el portero Pedro que interceptó un contrario y cedió para que Patiño hiciera honor a su fama de "cazagoles" acertando con la portería desde muy cerca. Era la puntilla para un equipo que fue capaz de anotar 83 goles durante la liga regular y que en el play off encontraba enormes problemas para hacer efectivas las ocasiones que creaba.
Remontar un 4-1 era harto complicado y el nuevo gol encajado convertía la empresa en una verdadera proeza. Pero si el Sanse había sido capaz de marcarle cuatro goles en la segunda parte, por qué no iba a poder hacerlo también el equipo zamorano.
Con esta remota esperanza comenzó una segunda parte en la que ninguno de los entrenadores cambiaron nada en sus equipos. Alvaro García había calcado el "once inicial" que tan buenos resultados le había dado en Madrid. Por su parte, Rubén de la Barrera optó por colocar en la portería a Ramón en sustitución del zamorano José Luis; a Salva en la franja ancha del campo; y, obligado por la expulsión de Gustavo, a Eloy en la punta del ataque.
Nada cambió tras el descanso pero en las filas del Villaralbo daba la impresión de que las fuerzas ya no estaban intactas. El equipo había perdido la frescura que tal vez le había dado la esperanza en la remontada durante la primera parte, aunque seguía intentándolo y a punto estuvo de abrir su cuenta goleadora en una jugada de toda la delantera que Ramón culminó con un disparo fallido.
El Sanse poco a poco se iba hacia arriba, con la tranquilidad que le daba el contundente resultado a favor. Alex y Patiño lo intentaban sin acierto poco antes de que el zamorano Eloy dispusiera de una ocasión clarísima en un centro desde la derecha que no acertó a tocar, lo que hubiera sido suficiente para empujar el balón a la portería madrileña.
En torno a 63, Rubén de la Barrera decidió quemar sus naves dando entrada en el campo a Pablo Gallego en sustitución de Vilarchao que ayer volvió a quedar anulado por un errático Gonzalo. El GCE Villaralbo pasó entonces a jugar con tres defensas.
Parecía que el cambio táctico que daba superioridad en ataque al GCE iba a dar sus frutos cuando Eloy peinaba una buena asistencia de Ramón, también de cabeza, pero el balón no quería entrar ayer. Y todo se acabó en el minuto 70 cuando Castañera aprovechó una superioridad en el contragolpe del Sanse para ceder a Patiño que se escoró a la izquierda, superó a Gonzalo, y disparó a la base del poste. El balón entró llorando en la portería, con el mismo llanto de un GCE que se veía definitivamente eliminado.
El partido se terminó porque además el Sanse se dedicó a perder todo el tiempo que podía frente a un GCE que buscaba al menos el gol del honor y pudo lograrlo Diego Peláez, uno de los destacados ayer, pero falló inexplicablemente solo ante el portero cuando corría ya el minuto 86.
Gómez Navarrete no quiso hacer sufrir más a los zamoranos y pitó el final del partido sin descontar ni un sólo segundo y daba por finalizado el sueño del ascenso que había vivido el Villaralbo durante quince días.
Pese al adverso balance de la eliminatoria, el GCE se da por satisfecho por la magnífica temporada realizada, y a partir de hoy, comenzará a trabajar en la preparación de un nuevo proyecto que tal vez discurra más pegado a los jugadores de la provincia. Las relaciones con el Zamora CF parecen abrirse con la nueva directiva y el gesto que tuvo ayer el equipo que dirigirá Maxi Martín de acudir a ver el encuentro, fue bien acogido por el presidente del GCE, José Fernández, quien se muestra dispuesto a estudiar posibles vías de colaboración.
Una buena noticia, sin duda para alegrar la triste jornada de ayer.
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